las estremecedoras revelaciones de la vida de Chuck Mesías

Era mi primer día de clases en la preparatoria a la tercera hora, justo después del receso, tenia la clase de Matemáticas I en el salón 31, y así fue como desgraciadamente conocí al Chuck Mesías.

El Chuck Mesías era popular en el barrio por ser el dueño del único ejemplar del auto de volver al futuro, sólo existían otros dos ejemplares en el mundo, uno en manos de la Reina de Inglaterra y el otro que tenia Laura Bozzo (sí, la de Laura en América).

 

Alguna vez se han preguntado por qué las películas de volver al futuro tuvieron tanto éxito si son una mierda, pues la verdad aquí no vinimos a hablar de eso, por eso se llama “las estremecedoras revelaciones de la vida de Chuck Mesías” y no “las estremecedoras revelaciones de porque las películas de volver al futuro fueron un éxito”.

Se dice que de tanto volver al futuro el Chuck Mesías se quedo loco y se le zafó un tornillo y se le deformó la cara y le dio impotencia y ceguera una semana y la mitad de otra, y por eso se casó con una chava de 50 años (más o menos de su edad), se dice que se mudaron a la ciudad provenientes de la década de los 60’s o 70’s, eso explica porque se vestían tan raro y el extraño olor a marihuana que salía del auto que intentaban ocular con perfume del siete machos. Su mujer siempre llevaba puestos unos pantalones ajustados de piel de imitación de tigre, por algo todos la confundíamos con la tigresa del oriente. Después de que inauguraron los laboratorios de física nuclear de última tecnología en el Ejido de la escuela y como el Chuck Mesías era primo-hermano del Gobernador, pues lo obvio, le dieron trabajo de velador y maestro de matemáticas y física en sus ratos libres (ya ven que uno agarra experiencias en esas cosas después de tantos viajes al futuro). Al tercer día que el Chuck Mesías fue nombrado encargado del Ejido y sus laboratorios, ya habían vendido las computadoras y los dos aceleradores de partículas los habían descompuesto porque intentaron calentar un pedazo de pollo adentro de él (primero en uno y luego en el otro).

Cuando el Chuck Mesías y su vieja (su mujer) llegaron a la ciudad provenientes del pasado no tenían en donde dormir, se quedaban a dormir en su auto y también en el cocinaban y por las noches ofrecían banquetes en los cuales invitaban estrellas de talla mundial como la Chupitos, Niurca Marcos y un fara-fara. También lo usaban como baño. Luego sucedió el milagro que esperaban y su primo el gobernador decidió dotar a la preparatoria con la mejor tecnología para que sus alumnos fueran los líderes del mañana y etcétera.

Al cuarto día de que Chuck Mesías fue nombrado encargado del Ejido, decidió mudarse de su auto e irse a vivir a los laboratorios, al quinto día ya se robaba la luz con un diablito, al sexto ya había empeñado los mecheros y 3 microscopios ópticos compuestos. Dos semanas después ya se había llevado a vivir a su mujer y a su mamá a los laboratorios, a ésta última la corrieron al tercer día. 

El Chuck Mesías procreó con su mujer quince hijos, catorce varones y una sobrina a la que llamaron Ana Yeti, en honor a Anabel (su vieja) y el Yeti (el eslabón perdido que nunca tuvo) y que terminó dando la clase de Ciencias Sociales I en adivinen…

El primer día de clases de la prepa era una mierda, de esos en que descubres que todos los profesores con los que tienes clases están locos o su mujer los abandonó hace tiempo, si no eran adictos a la religión eran unos pervertidos que repetían la palabra puta o verga hasta el cansancio y si no, era porque no los conocías ya que nunca iban a dar la clase. Con Chuck Mesías ocurría lo último, a pesar de vivir en el salón de clases, nunca iba y siempre aparecía una hoja arrugada pegada en la puerta desde la noche anterior donde decía que estaba enfermo o había sido llamado para una comisión sobre seguridad nacional.

Total, después de que nunca iba, cuando iba sólo nos daba unas copias con problemas de matemáticas y decía que fuéramos a la biblioteca a consultar como se hacían y la siguiente clase aclarábamos dudas, como si en la puta biblioteca existieran suficientes libros para todos o como si los bibliotecarios te los quisieran prestar, que generalmente no.

A la siguiente clase, nadie llevaba los problemas, lo cual no le preocupaba en lo mínimo y decía: “(sorbida de nariz) bueno, (sorbida de nariz) por lo visto nos les interesa, voy a pasar lista y damos la clase por vista (sorbida de nariz extra larga)”, las sorbidas de nariz eran de tanta coca que se metía. Luego nos daba otra copia y volvía a faltar una semana. En total tuvimos 10 “clases”, si es que a pasar lista y repartir hojas se le puede llamar clase.

Un día a su esposa le consiguió trabajo como prefecta del Ejido, y su única función era salir a pegar la hoja a la puerta mientras el Chuck Mesías se escondía debajo de las mesas del laboratorio para que no lo viéramos. Meses después le consiguió trabajo a un viejo raro que siempre traía un trapo en la bolsa del pantalón y que nunca hacia nada y quien luego de ser conserje se convirtió en maestro de educación física, y luego de física I y luego director.

Actualmente, el Chuck Mesías sigue dando clases y viviendo en el Ejido, y se inscribió al seguro popular; su mujer sigue fingiendo que estudia un posgrado; Ana Yeti se casó, se divorció y se volvió a divorciar y ahora dirige un grupo de jóvenes políticos de tintes radicales panista, y el Yeti tiene su propia línea de cosméticos y se rumora que va a ser abuela.

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